Comenzando con la introducción que Josephs y Caballero realizaron para esta edición de La Casa de Bernarda Alba, lo que más llamó mi atención fue la mención de la “teoría del duende” de García Lorca. Citan al artista granadino explicando el duende como “un poder misterioso…el espíritu de la tierra” (53). Leer sobre el duende me llegó al alma porque la verdad es que cada vez que escucho flamenco o veo una presentación de ese precioso baile, siento algo muy intenso que me estruja el corazón y me hace sentir una nostalgia muy grande. Nunca había comprendido el por qué de esa reacción, así es que de ahora en adelante cuando me embargue ese sentimiento inexplicable, voy a pensar que es el duende que me ha atrapado con sus melodías y lamentos.
Algo que me ha impresionado de gran manera sobre esta primera obra que leo de Federico García Lorca es la capacidad magnifica que tenía de crear diálogos cargados de símbolos y doble sentido. Esta característica del lenguaje facilitó el que yo pudiera sentir y percibir de una manea vívida lo que acontecía en la trama y en el interior de los personajes. Así mismo se pueden encontrar en los diálogos muchos modismos y expresiones andaluzas. Pienso que por ser una amante de la cultura española, por haber vivido en España y por haber conocido Andalucía, fue fácil para mí imaginarme el ambiente rural, los personajes del pueblo y relacionarme con las mujeres de la historia. Pienso que es muy difícil que La Casa de Bernarda Alba produzca el mismo efecto en personas que no conozcan nada sobre la cultura andaluza.
Más allá de mi afinidad hacia la cultura española, pienso que otra razón por la cual me pude identificar con la obra y sus personajes, fue el hecho de que yo provengo de una sociedad donde se ve reflejado el tema central de La Casa de Bernarda Alba. La gente de mi tierra se preocupa demasiado del “qué dirán” al igual que la orgullosa Bernarda. Pienso que García Lorca pintó un extremo de la realidad de su país para comunicar su mensaje de lo terrible que es vivir en una sociedad donde las personas se tornan prisioneras de convencionalismos por el hecho de mantener las apariencias. Porque lo que las mueve a querer mantener las tradiciones y la “moral” no es ser buenas personas, sino casi siempre la preocupación de lo que dirá el vecino.
Pasando al polémico tema de si esta obra es o no una tragedia, en base a la lectura en clase sobre los elementos que deben poseer las tragedias según Aristóteles, pienso que en efecto, La Casa de Bernarda Alba es una tragedia. Leímos que Aristóteles entendía como trágica “cualquier desgracia que suscita miedo y lástima”. Así mismo argumentaba que “para poder sentir lástima por los personajes, debemos sentir que su sufrimiento es inmerecido”. Considerando esta teoría, me remito a las siguientes palabras de Amelia en el segundo acto: “Nacer mujer es el mayor castigo” (159).
En la época en que se desarrolla la obra, sí que se podía considerar un castigo nacer mujer en un pueblo de España donde se estaba destinada a no tener mayores opciones en la vida. Se puede pensar entonces que las hermanas Alba no tuvieron la culpa de nacer mujeres y tener que vivir en ese ambiente terrible y asfixiante impuesto por su madre. Porque en realidad, las alternativas de Adela eran dos: escaparse para recorrer los caminos como pordiosera o prostituta, o quedarse en esa casa para seguir viviendo en el infierno en que las tenía encerrada Bernarda. Ninguna de las dos alternativas es algo que yo escogería.
Al ponerme en el lugar de las hermanas, pienso que sí que fue una desgracia para ellas el nacer mujeres y por eso durante la lectura sentí lastima por cada una de ellas y también miedo al preguntarme cómo iba a acabar Adela. Desde este aspecto que he analizado dentro de la perspectiva de Aristóteles, la historia constituye entonces una tragedia. Una tragedia donde las hermanas son merecedoras de lástima por haber nacido mujeres sin opción a cambiar su destino y donde el miedo resulta justificado ya que el desenlace de la menor de las Alba fue el de pagar con su vida el atrevimiento de querer reclamar su libertad.
Bibliografía
García Lorca, Federico. La Casa de Bernarda Alba. Ed. Allen Josephs y Juan Caballero. Madrid: Ediciones Cátedra, 1996.