La aclamada novela Nada (Seix Barral, 2011) de Janne Teller ha sido la novela escogida por una amiga escritora para iniciar un club de lectura en mi ciudad. Como introducción al libro, vimos la pelicula “Let me in” (2010), sobre una niña vampira, la cual me dejó perturbada y me causó algunas pesadillas. No comprendía por qué me habían hecho pasar por la tortura de ver a una niña destrozando cuerpos para chupar la sangre y a unos niños bullies atormentando al más debilucho de la escuela, para luego acabar ellos mismos hechos pedazos, literalmente, por la niña vampira.
Pero a medida que me iba adentrando en la lectura de Nada, comprendí por qué la película arriba mencionada hacía sentido. La historia de Teller comienza en un salón de clases de una escuela cualquiera. Uno de los niños, Pierre Anthon, decide abandonar la escuela e irse a sentar en la rama de un árbol, porque llega a la conclusión de que nada en la vida vale la pena. Sus palabras exactas son: “Nada importa, hace mucho que lo sé. Así que no merece la pena hacer nada. Eso acabo de descubrirlo.” La logica del niño es que si al final todos morimos, entonces para qué esforzarnos, si igual vamos a acabar en nada.
Luego de esto, lo que me esperaba, de acuerdo a lo que había investigado sobre el libro, es que los compañeros de Pierre Anthon procedieran a darle diferentes argumentos para convencerlo de que sí existen motivos que hacen que la vida merezca le pena y que se pondrían manos a la obra para hayar entre todos el significado de la vida.
¡Pues va a ser que no! Nada de argumentos. Nada de reflexiones. Los que estos niños, o más bien adolescentes tempranos, comienzan a hacer, no es para nada lo que yo me esperaba. Los compañerso de Pierre Anthon se involucran en una serie de actos macabros, intentando coleccionar objetos o símbolos para una torre de significado. Vamos, que en la susodicha torre, se podrán encontrar desde la cabeza cercenada de un perro, hasta el ataúd, con cuerpo incluido, del hermanito de uno de los chicos del grupo. ¿Cómo? Pues eso mismo me pasé preguntando yo a lo largo de la novela.
Regresé al club de lectura con muchas interrogantes y con un sentimiento de agobio. ¿Para qué me habían hecho pasar por esta perturbadora experiencia? Pero eso es lo interesante de los clubs de lectura. Al escuchar al resto de participantes del grupo, poco a poco fui dejando entrar otros puntos de vista y otras perspectivas que le dieron forma a mis desordenados pensamientos e impresiones.
Hablamos de los monstrous seductores, de como en la monstruosidad clásica griega, la belleza o fealdad del exterior concordaba con aquella del interior. Era parte de la justicia divina. Hoy en día, como se evidencia por el culto a las historias de vampiros, los monstruos llevan una hermosa piel a lo Edward Cullen. En Nada el monstruo que vemos es el terrible fenómeno del “bullying”. Es impresionante la crueldad y total falta de compasión que se puede encontrar en un grupo de niños bullies.
¿Por qué los niños de la historia reaccionan con tanta violencia a las palabras de Pierre Anthon? Conversamos entonces de que la uniformidad ayuda a que el cerebro se relaje. Todos estos niños vivían en un pueblo pequeño donde todo transcurría de la misma manera todos los días y así se esperaban que fuera para siempre. El hecho de que uno de los compañeros rompiera con esta monotonía, lleva al resto del grupo a la locura. Al final, en una de los pasajes más inquietantes que he leído en mi larga trayectoria como lectora, lo único que puede satisfacer a estos niños bullies es la inmolación de Pierre Anthon. ¡Terrible!
Comprendo perfectamente por qué esta novela ha generado tanta controversia. Si tuviera hijos, no me gustaría que ellos leyeran esta novela como parte del currículo escolar a menos de que tuviera la seguridad de que contarían con la guía adecuada. Si a mí, adulta con muchos años de experiencia con los libros, me ha hecho falta una guía experta para descifrar el significado de estas páginas espeluznantes y a veces sangrientas, pues imagínense cómo la lectura de Nada podría afectar a un niño o a un adolescente. Ciertamente es un tema que no se puede tomar de ningún modo a la ligera.
Pues qué les puedo decir para terminar. Que no ha sido uno de mis libros favoritos, y a decir verdad, me resultó bastante difícil leerlo. Si no hubiera sido porque lo debía leer para mi club de lectura, probablemente lo habría dejado luego de 20 páginas. Pero a lo mejor, es justamente ese el mensaje que me debo llevar del libro. La verdad o la realidad puede resultar muchas veces incómoda, pero solo enfrentándola, reconociéndola, podremos saber qué debemos corregir y mejorar, para así crecer como seres humanos. Y como dijo uno de mis compañeros de lectura, el error de Pierre Anthon fue el de solamente enfocarse en el final del camino. Pero el significado de la vida realmente está en el viaje, en el aquí y ahora. Porque si no disfrutamos el camino, ahí si que nos iremos con la misma sensación con la que se esfumó Pierre Anthon de este mundo, con el triste vacío de la nada.