El 19 de agosto de este año se cumplen 75 años de la trágica muerte de Federico García Lorca. Para conmemorar este hecho, la Cátedra Libre de Cultura Andaluza declaró a 2011 como ‘Año Lorquiano’, concentrando sus acciones en reflejar la personalidad, la obra y el pensamiento del inmortal poeta y dramaturgo granadino. El evento que presentamos esta noche tiene el objetivo de que en nuestra ciudad se brinde también un homenaje al más importante poeta y dramaturgo español del siglo XX, Federico García Lorca.
García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo andaluz en la provincia de Granada. Le entusiasmaban la música, la poesía y el teatro y concentró toda su atención en estas aficiones. Entre 1919 y 1928, vivió en la Residencia de Estudiantes de Madrid, un centro importante de intercambios culturales donde se hizo amigo de grandes artistas de su generación, tales como el pintor Salvador Dalí y del cineasta Luis Buñuel. Perteneció a la llamada "generación del 27", compuesta, entre otros, por Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Jorge Guillén, y Pedro Salinas, con quienes compartió amistad e inquietudes artísticas.
Nacer en un pequeño pueblo granadino, acercó a Lorca hacia la naturaleza, la sabiduría popular y el folclore de la tierra andaluza. Por lo tanto, en su obra se unen lo popular y lo culto en un estilo donde lo preponderante es la expresión del autor. Trata problemas sociales e individuales como la frustración amorosa, las represiones sexuales y el destino trágico. Como dramaturgo, abordó diferentes géneros, aunque su reputación descansa principalmente en las tres tragedias populares: "Bodas de Sangre", "Yerma" y "La casa de Bernarda Alba". Decía Lorca: "Creo que el hecho de ser de Granada me inclina siempre a la comprensión simpática del perseguido. Del gitano, del negro, del judío, del morisco que todos llevamos dentro".
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Lorca terminó de escribir la que sería su última obra completa, La casa de Bernarda Alba, en 1936. La inspiración de la obra, subtitulada Drama de mujeres en los pueblos de España, fue una familia de apellido Alba que vivía en una aldea donde los padres del dramaturgo tenían una propiedad. En una ocasión en que veraneaba en aquel lugar, Lorca descubrió esa extraña familia de muchachas que sufrían la vigilancia tiránica de la madre.
El artista las describió de la siguiente manera: “Prisioneras privadas de todo albedrío, jamás hablé con ellas; pero las veía pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre de negro vestidas…”
Lectura
La obra comienza con el funeral del segundo marido de Bernarda Alba. Las criadas, solas en la casa, ponen de manifiesto su odio por Bernarda, persona clasista y autoritaria.
La Poncia: ¡Ya viene! Limpia bien todo. Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan.
Criada: ¡Qué mujer!
La Poncia: Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!
Criada: Sangre en las manos tengo de fregarlo todo.
La Poncia: Ella, la más aseada; ella, la más decente; ella, la más alta. Buen descanso ganó su pobre marido.
Bernarda: “En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas”.
Este hecho contrasta con los deseos de amar de las hijas. Angustias, la hija mayor, es solicitada por Pepe el Romano, un joven atractivo quien perturba el ambiente familiar, pues Adela y Martirio también se enamoran de él. Adela atrae a Pepe, pero Martirio la denuncia cuando se encuentra con su amante en el corral de la casa:
Martirio: ¿Dónde vas?
Adela: ¡Quítate de la puerta!
Martirio: ¡Pasa si puedes!
Adela: ¡Aparta! (Lucha.)
Martirio: (A voces.) ¡Madre, madre!
Bernarda acude presurosa y dispara contra Pepe.
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