10 de enero de 2010

El día que conocí "La casa de Ana Frank"

Mis queridos bloggers, quería comenzar el año contando una experiencia que fue muy importante para mí. Unos días después de Navidad recibí uno de los mejores regalos de mi vida: un viaje a Amsterdam para poder conocer "La casa de Ana Frank." Era algo que había deseado desde hacía muchos años, y aunque sabía que algún día cumpliría ese sueño, pensaba que pasaría mucho tiempo hasta poder lograrlo. Estar en aquel lugar fue una manera muy bonita de acabar el 2009.

Bueno, me desperté aquel día y como nunca, estuve lista en 20 minutos. Estaba muy impaciente pero el amigo con el que estaba y yo decidimos caminar hasta el lugar para aprovechar el paseo y ver un poco de Amsterdam. Fue lindo ver las casitas con sus canales. Cuando veía pasar personas en bicicleta, me imaginaba a Ana paseando así por las calles de esa hermosa ciudad.

Por fin nos acercamos al lugar y nos encontramos con una gran fila. Nos fijamos entonces que la gente esperando daba toda la vuelta a la manzana. El corazón me comenzó a latir. Luego de 40 minutos ya estábamos en la entrada. Habían unos panfletos en varios idiomas que servirían de guía. En ese momento no comprendí por qué no había un tour dirigido, pero luego me di cuenta de la razón.

Comenzamos a recorrer las oficinas del edificio, los escritorios y fotos de los protectores de los Frank. Llegamos al librero que escondía la puerta secreta. Estaba abierta por supuesto y luego de ella nos esperaba la angosta escalera, conocida ya por fotos pero ahora estaba ahí, frente a mí. A partir de ese momento todo fue surrealista para mí. Era como estar flotando, lo que se siente en un sueño quizás. Algo que está y no está sucediendo.

No pude hablar con la persona que me acompañaba, no escuchaba a nadie. Caminaba y miraba las habitaciones casi sin pensar. Incluso ahora creo que en ese momento mi sentimiento no era de emoción, sino de culpa. Me sentía mal de estar invadiendo ese espacio, de irrespetar la intimidad de Ana y el resto de habitantes del escondite. Pasé por el cuarto de Ana sin detenerme a pensar que era ahí donde escribía en su diario, recorrí con mis ojos por inercia las fotos de los artistas de cine que tenía en sus paredes. El baño, la cocina, la sala, la habitación de los padres de Ana. Todo pasaba muy rápido, no había tiempo para meditar y darme cuenta de cada lugar por donde iba caminando.

La última parada fue el cuarto de Peter. Ahí donde Ana vivió un amor adolescente intensificado por el encierro. Una escalera llevaba hacia un pequeño desván. Pero no se podía subir. La entrada estaba sellada con un vidrio. Con eso se terminaba el recorrido del escondite. Seguí a la sala donde ponían videos de testimonios del padre de Ana y otras personas que la vieron en el campo de concentración donde pasó sus últimos días. De repente tuve la sensación de que me había perdido de algo importante. Busqué en la guía que había tomado a la entrada y leí que había un espejo en el desván por donde se podía mirar algo mágico.
Le dije a mi amigo que me esperara. Regresé rápidamente a la habitación, miré hacia arriba donde estaba el desván sellado con el vidrio y efectivamente había un espejo. En su reflejo se encontraba el castaño... Ese árbol tan mencionado en el diario, el cual Ana contemplaba para obtener alguna sensación de naturaleza y libertad. Me quedé en aquel lugar mirando el reflejo del castaño por 5 minutos, asimilando por fin donde estaba, lo que había visto, por donde había caminado. Agradecí a Dios por permitirme llegar hasta ahí y también agradecí a Ana por haberme inspirado con su diario a escribir. Le prometí que seguiría escribiendo siempre, aunque sea sólo para mí, pero que nunca dejaría de hacerlo. Esa será mi manera de honrar su memoria.

En la última sala había un mural de fotos que se realizó en el 2009 en conmemoración de los 80 años de Ana. Algunas fotos me eran familiares, otras era la primera vez que las veía. Ana como siempre, sonriendo. A los lados se podían leer testimonios de personas famosas que habían visitado la casa.


Y luego, una pequeña vitrina donde se veía un cuaderno de cubierta roja a cuadros. ¡El diario original! La escritura de Ana. No entendía lo que estaba escrito, porque estaba en holandés lógicamente, pero eso no importaba. ¡Estaba viendo una página escrita por Ana Frank! En ese momento toda la emoción contenida salió a través de mis lágrimas. Estaba viendo el diario escrito por Ana, ese diario que llegó hasta mí, en una de sus tantas ediciones, hacía casi 20 años. Un sentimiento inmenso se apoderó de mí y luego de eso no pude parar de sonreír por muchas horas.


¡Visitar "La casa de Ana Frank" fue una experiencia única en
mi vida la cual recordaré por siempre!

9 comentarios:

MARCO CHAMORRO dijo...

Gracias por compartir un pedazo de tu vida con nosotros.
Abrazos y un buen 2010.

Eingana dijo...

Mel, que chévere experiencia. Te cuento que había escuchado de Ana Frank pero no sabía la historia, ayer me quedé hasta las 3 de la mañana viendo una película larguísima de su vida pero valió la pena. Sigue escribiendo.

Un abrazo y nuevamente éxitos en tu nuevo emprendimiento!

Melanie Márquez Adams dijo...

Marco: Gracias a tí por tomarte el tiempo de leer sobre un trocito de mi vida.

Eingana: Me alegra que hayas conocido sobre Ana Frank. Su historia es muy especial e inspiradora. Gracias por tus buenos deseos, un beso!

Chaulafanita dijo...

Oh! que maravillosa experiencia. Esas son una de las cosas que no me perdono. Estuve en Amsterdamn en el 2006 pero teníamos tantos planes de ir aqui y allí, al final no podimos estar allí en la casa museo :(
Lo que si vi fue la casa desde afuera o al menos el barrio de casas que por cierto son un encanto!
te entiendo perfectamente, yo hubiera estado igual de emocionada.

Típico Hombre de Mal Morir dijo...

Muchas felicidades por haber cumplido ese sueño que tenias y que lo hayas disfrutado mucho! Por cierto, ya te enteraste que ayer falleció a los 100 años de edad la mujer que le dio alojo a la familia de ana frank cuando esta estaba huyendo, esa señora fue la que rescató el diario de ana frank del olvido. Que Dios la tenga en su gloria, gracias a ella Ana Frank a llenado la vida de muchas personas en el mundo. Saludos, un beso!

Melanie Márquez Adams dijo...

Chaulafanita: Pues la próxima vez que estés por Amsterdam no te puedes perder esa visita. A mi tambien me parecieron un encanto las casitas con sus canales. Me compré una mini casita para el recuerdo : )

Típico Hombre: Me enteré de la noticia por tu mensaje. Estos días estuve/estoy ocupada con el cambio de país (ya les contaré), así es que no lo había escuchado. ¡Qué pena! Yo me leí la biografía de Miep Gies hace unos años y la verdad es que fue una mujer admirable. Mis respetos para ella. En un post que escribí sobre una película hace unos meses la menciono por si te interesa: http://miviajeporelcaminoamarillo.blogspot.com/2009/10/el-diario-de-los-escritores-de-la.html
Gracias por comentar!

Anónimo dijo...

Me ha encantado tu artículo, no he leído el diario, aunque si he leído alguna que otra polémica y juicios legales de la veracidad del contenido por parte de la misma gente que niega el holocausto. Todos los pleitos legales los gano Otto Frank, y aunque me gustaría saber del diario me pregunto si es un libro extremandamente triste? no me animo a leer algo tan desgarrador como esas historias del holocauto. Es Triste?

Melanie Márquez Adams dijo...

Hola Angel, pues te cuento, evidentemente las historias del holocausto son tristes. Yo he leído algunas biografías de personas que sobrevivieron los campos de concentración, algunos de los cuales conocieron a Ana en Auschwitz, y pues sí, es desgarrador lo que tienen que contar.

Sin embargo, El Diario de Ana Frank es diferente. Imagínate el diario de cualquier adolescente: primeros amores, rebeldía, sueños. Ahora añádele el hecho de que esta adolescente vive encerrada en un espacio de unas pocas habitaciones que comparte con 5 adultos y dos adolescentes más. Hay muchas entradas graciosas debido a esto. Yo opino que el diario en sí no es triste, más bien mantiene un tono de esperanza. Hasta el final Ana escribe que a pesar de todo ella cree en la bondad de las personas. Ahora, lo triste para quien lo lee, es que conoce el destino de Ana. Esa es realmente la parte triste.

Pero te animo a que lo leas, no te vas a arrepentir. Justamente me compré el libro en La casa de Ana Frank. Es la última edición con entradas que no habían sido autorizadas por el padre de Ana en las ediciones anteriores. Aségurate de conseguir esa versión. Gracias como siempre por comentar en el Camino Amarillo : )

Venus dijo...

wow que genial, la verdad yo tambien quería visitar su casa pero la fila que daba vuelta a la manzana me decepcionó un poquito y decidí mejor conocer la ciudad jeje... Que emoción, me imagino lo emotivo del momento asi mágico como tu dices. Y bueno cada quien tiene algo que quiere hacer en la vida, por lo menos una vez, supongo que esta era una de esas cosas para ti. Felicidades =)