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25 de septiembre de 2011

Mi homenaje a Federico García Lorca



Con tantas cosas que han pasado en los últimos meses, no pude compartir algo muy importante con ustedes pero más vale tarde que nunca. En agosto tuve la grata experiencia de participar en un happening literario donde recordamos al genial Federico García Lorca. Yo estuve a cargo del desarrollo del contenido del evento y conté con el apoyo de otras personas para leer fragmentos de La casa de Bernarda Alba. Tuvimos también un lindo baile flamenco para celebrar la vida y obra de Lorca.

Comparto parte del contenido del homenaje y un vídeo donde pueden ver un fragmento de la noche lorquiana de Dorothy.

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El 19 de agosto de este año se cumplen 75 años de la trágica muerte de Federico García Lorca. Para conmemorar este hecho, la Cátedra Libre de Cultura Andaluza declaró a 2011 como ‘Año Lorquiano’, concentrando sus acciones en reflejar la personalidad, la obra y el pensamiento del inmortal poeta y dramaturgo granadino. El evento que presentamos esta noche tiene el objetivo de que en nuestra ciudad se brinde también un homenaje al más importante poeta y dramaturgo español del siglo XX, Federico García Lorca.

García Lorca nació el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, un pequeño pueblo andaluz en la provincia de Granada. Le entusiasmaban la música, la poesía y el teatro y concentró toda su atención en estas aficiones. Entre 1919 y 1928, vivió en la Residencia de Estudiantes de Madrid, un centro importante de intercambios culturales donde se hizo amigo de grandes artistas de su generación, tales como el pintor Salvador Dalí y del cineasta Luis Buñuel. Perteneció a la llamada "generación del 27", compuesta, entre otros, por Rafael Alberti, Gerardo Diego, Luis Cernuda, Jorge Guillén, y Pedro Salinas, con quienes compartió amistad e inquietudes artísticas.

Nacer en un pequeño pueblo granadino, acercó a Lorca hacia la naturaleza, la sabiduría popular y el folclore de la tierra andaluza. Por lo tanto, en su obra se unen lo popular y lo culto en un estilo donde lo preponderante es la expresión del autor. Trata problemas sociales e individuales como la frustración amorosa, las represiones sexuales y el destino trágico. Como dramaturgo, abordó diferentes géneros, aunque su reputación descansa principalmente en las tres tragedias populares: "Bodas de Sangre", "Yerma" y "La casa de Bernarda Alba". Decía Lorca: "Creo que el hecho de ser de Granada me inclina siempre a la comprensión simpática del perseguido. Del gitano, del negro, del judío, del morisco que todos llevamos dentro".

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Lorca terminó de escribir la que sería su última obra completa, La casa de Bernarda Alba, en 1936. La inspiración de la obra, subtitulada Drama de mujeres en los pueblos de España, fue una familia de apellido Alba que vivía en una aldea donde los padres del dramaturgo tenían una propiedad. En una ocasión en que veraneaba en aquel lugar, Lorca descubrió esa extraña familia de muchachas que sufrían la vigilancia tiránica de la madre.

El artista las describió de la siguiente manera: “Prisioneras privadas de todo albedrío, jamás hablé con ellas; pero las veía pasar como sombras, siempre silenciosas y siempre de negro vestidas…”

Lectura

La obra comienza con el funeral del segundo marido de Bernarda Alba. Las criadas, solas en la casa, ponen de manifiesto su odio por Bernarda, persona clasista y autoritaria.

La Poncia: ¡Ya viene! Limpia bien todo. Si Bernarda no ve relucientes las cosas me arrancará los pocos pelos que me quedan.

Criada: ¡Qué mujer!

La Poncia: Tirana de todos los que la rodean. Es capaz de sentarse encima de tu corazón y ver cómo te mueres durante un año sin que se le cierre esa sonrisa fría que lleva en su maldita cara. ¡Limpia, limpia ese vidriado!

Criada: Sangre en las manos tengo de fregarlo todo.

La Poncia: Ella, la más aseada; ella, la más decente; ella, la más alta. Buen descanso ganó su pobre marido.

Bernarda impone a sus cinco hijas un luto de ocho años:

Bernarda: “En ocho años que dure el luto no ha de entrar en esta casa el viento de la calle. Hacemos cuenta que hemos tapiado con ladrillos puertas y ventanas”.

Este hecho contrasta con los deseos de amar de las hijas. Angustias, la hija mayor, es solicitada por Pepe el Romano, un joven atractivo quien perturba el ambiente familiar, pues Adela y Martirio también se enamoran de él. Adela atrae a Pepe, pero Martirio la denuncia cuando se encuentra con su amante en el corral de la casa:

Martirio: ¿Dónde vas?

Adela: ¡Quítate de la puerta!

Martirio: ¡Pasa si puedes!

Adela: ¡Aparta! (Lucha.)

Martirio: (A voces.) ¡Madre, madre!

Bernarda acude presurosa y dispara contra Pepe.




5 de junio de 2011

¿Es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?




En un día como hoy, hace 113 años, nació Federico García Lorca (5 de junio de 1898 Fuente Vaqueros, Granada, España), uno de los más importantes dramaturgos y poetas del siglo XX. En homenaje a su memoria y trabajo, comparto con ustedes el inicio de una conferencia que preparé sobre sus obras La Casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre. Espero poder presentar esta conferencia próximamente en una universidad de mi país.

Hay cosas encerradas dentro de los muros que,

si salieran de pronto a la calle y gritaran, llenarían el mundo.

Federico García Lorca

Silenciadas entre las paredes: La mujer en La casa de Bernarda Alba y Bodas de Sangre

Considerando que no fue hasta 1946 y 1949 respectivamente que Mary R. Beard y Simone de Beauvoir publicaron sus estudios feministas Woman as Force in History y Le Deuxiéme Sexe, el dramaturgo español Federico García Lorca, quien trató de concientizar al público sobre la situación injusta de la mujer en la España del siglo XX, puede ser visto como un pionero en la defensa de los derechos de las mujeres. Tal como Ana María Ramírez afirma, “Nadie como García Lorca ha mostrado con más verismo la vida de muchas mujeres que han protagonizado una silente tragedia de deseos, de ilusiones, y esperanzas reprimidas o ahogadas por la tiranía de distintos seres” (2).

La preocupación de Lorca por la mujer provenía en gran parte de su solidaridad por los sectores marginados de la época. Así lo explica Leticia Taylor: “García Lorca cries with the weak, the suffering, the underprivileged. He is a humanitarian and dreams of a perfect state of things” (33).

Un ejemplo de este espíritu humanitario por diversos tipos de grupos marginados queda ilustrado durante la estancia del poeta granadino en Nueva York. A pesar de que Lorca no sintió mucha afinidad por la cultura anglosajona, se encontró en cambio bastante atraído hacia la vida nocturna de Harlem. Los ritmos de los cantantes de blues llamaron su atención de la misma manera que lo habían hecho durante su niñez los gitanos andaluces (Honig 14). Probablemente esto haya sido porque el canto del blues tiene ese tono de lamento y melancolía que es característico del cante gitano.

Ese eco de sufrimiento que llegaba a Lorca de los negros es ilustrado por Honig: “He wandered through Harlem streets by day and saw into the dark suffering of the crowded houses where the great negro was prisoner in a janitor’s uniform” (14). Dice Leticia Taylor sobre las impresiones de Lorca durante su estancia en Nueva York: “The injustice of man toward man in this chaos of opulence and misery filled him with the same kind of pity and sadness that he had in Spain for his ill-treated gypsies” (33).

Este sentimiento de solidaridad hacia los grupos discriminados, se dio seguramente debido al propio aislamiento sufrido por Lorca a causa de su homosexualidad. De acuerdo a Walter Dobrian, Lorca se sintió a lo largo de su vida marginado y perseguido por la sociedad por ser diferente del resto. Cuenta que los compañeros del poeta durante el segundo curso de su escuela granadina, “se reían de su aspecto un tanto afeminado, llamándole cruelmente Federica” (464). Inclusive su profesor, un hombre intolerante de mentalidad machista, lo hacía sentar en la última fila para no tener que verlo (Dobrian 464).

Este repudio afectó grandemente a Lorca e impidió que tuviera la libertad de expresar sus sentimientos románticos abiertamente. Tanto así, que llegó a cambiar el titulo de al menos uno de sus poemas por temor a los prejuicios sociales que pudieran causar a su propia persona y al destinatario. Es así que el titulo “Soneto gongorino en que Federico manda a su amigo una paloma” fue cambiado a “Soneto gongorino en que el poeta manda a su amor una paloma” (Dobrian 465).

Impresiona el relato de Ian Gibson, quien cuenta que “después de su asesinato en 1936 en las afueras de Granada, uno de los asesinos se jactaba en la taberna [diciendo] – Acabamos de matar a Federico García Lorca. Yo le metí dos tiros en el culo por maricen” (II: 487). Lorca fue perseguido brutalmente por la intolerancia hasta el día de su muerte.

Tiene sentido entonces pensar que, a través de la reflexión sobre la situación de la mujer en sus obras, Lorca estaba apelando también a la conciencia colectiva sobre la opresión sufrida por los homosexuales en España. Al escribir en Doña Rosita La Soltera: “¿Es que no tiene derecho una pobre mujer a respirar con libertad?” (Obras Completas, 1429), estuviera quizás haciendo también un comentario sobre el sentimiento de ahogo que lo embargaba al no poder manifestar su sexualidad a plenitud.

Al inicio del siglo XX en España, el sistema patriarcal exigía un estado de subordinación por parte de las mujeres. Esto era determinado, en primer lugar, por medio de una legislación basada en el Código Penal de 1870, el Código de Comercio de 1885 y el Código Civil de 1889. De acuerdo a esta legislación, las mujeres requerían la autorización de sus maridos para realizar actividades económicas, para la firma de contratos, y hasta para realizar compras de valores altos. No se les estaba permitido controlar su propio salario y este debía ser administrado por sus cónyuges (Ministerio de Educación de España).

El código penal instauró sanciones severas para las mujeres que no obedecieran u ofendieran a sus esposos. Por ejemplo, si el marido mataba o lastimaba a la esposa por adúltera, su castigo era únicamente el destierro temporal. Para una mujer en cambio, bajo las mismas circunstancias, la pena era prisión de por vida. Además del aspecto legislativo, la sumisión de la mujer se formaba dentro del ámbito social, el cual determinaba el rol de las mujeres. Este rol las relegaba a las labores domésticas y maternas; “cualquier intento de salirse de ese rol era duramente reprobado por hombres y mujeres, cuando no era objeto de burla y ridiculización” (Ministerio de Educación de España).

Esta realidad de la mujer española a inicios del siglo XX se ve fielmente reflejada en la trama y los personajes de Bodas de Sangre y La casa de Bernarda Alba de Federico García Lorca. En 1933, el dramaturgo granadino, estrenó con gran éxito en el teatro Beatriz de Madrid Bodas de Sangre. La trama de esta obra se basa en un caso ocurrido en Níjar (Almería) el cual había recibido gran cobertura periodística años atrás. Lorca utilizó la decisión de una mujer de huir con un pretendiente del pasado en el día de su boda así como el consiguiente asesinato del susodicho a manos de un familiar del novio para edificar su trágica obra (Bodas 33, 34).

27 de febrero de 2011

La Casa de Bernarda Alba: El duende, Andalucía y la tragedia

Comenzando con la introducción que Josephs y Caballero realizaron para esta edición de La Casa de Bernarda Alba, lo que más llamó mi atención fue la mención de la “teoría del duende” de García Lorca. Citan al artista granadino explicando el duende como “un poder misterioso…el espíritu de la tierra” (53). Leer sobre el duende me llegó al alma porque la verdad es que cada vez que escucho flamenco o veo una presentación de ese precioso baile, siento algo muy intenso que me estruja el corazón y me hace sentir una nostalgia muy grande. Nunca había comprendido el por qué de esa reacción, así es que de ahora en adelante cuando me embargue ese sentimiento inexplicable, voy a pensar que es el duende que me ha atrapado con sus melodías y lamentos.

Algo que me ha impresionado de gran manera sobre esta primera obra que leo de Federico García Lorca es la capacidad magnifica que tenía de crear diálogos cargados de símbolos y doble sentido. Esta característica del lenguaje facilitó el que yo pudiera sentir y percibir de una manea vívida lo que acontecía en la trama y en el interior de los personajes. Así mismo se pueden encontrar en los diálogos muchos modismos y expresiones andaluzas. Pienso que por ser una amante de la cultura española, por haber vivido en España y por haber conocido Andalucía, fue fácil para mí imaginarme el ambiente rural, los personajes del pueblo y relacionarme con las mujeres de la historia. Pienso que es muy difícil que La Casa de Bernarda Alba produzca el mismo efecto en personas que no conozcan nada sobre la cultura andaluza.

Más allá de mi afinidad hacia la cultura española, pienso que otra razón por la cual me pude identificar con la obra y sus personajes, fue el hecho de que yo provengo de una sociedad donde se ve reflejado el tema central de La Casa de Bernarda Alba. La gente de mi tierra se preocupa demasiado del “qué dirán” al igual que la orgullosa Bernarda. Pienso que García Lorca pintó un extremo de la realidad de su país para comunicar su mensaje de lo terrible que es vivir en una sociedad donde las personas se tornan prisioneras de convencionalismos por el hecho de mantener las apariencias. Porque lo que las mueve a querer mantener las tradiciones y la “moral” no es ser buenas personas, sino casi siempre la preocupación de lo que dirá el vecino.

Pasando al polémico tema de si esta obra es o no una tragedia, en base a la lectura en clase sobre los elementos que deben poseer las tragedias según Aristóteles, pienso que en efecto, La Casa de Bernarda Alba es una tragedia. Leímos que Aristóteles entendía como trágica “cualquier desgracia que suscita miedo y lástima”. Así mismo argumentaba que “para poder sentir lástima por los personajes, debemos sentir que su sufrimiento es inmerecido”. Considerando esta teoría, me remito a las siguientes palabras de Amelia en el segundo acto: “Nacer mujer es el mayor castigo” (159).

En la época en que se desarrolla la obra, sí que se podía considerar un castigo nacer mujer en un pueblo de España donde se estaba destinada a no tener mayores opciones en la vida. Se puede pensar entonces que las hermanas Alba no tuvieron la culpa de nacer mujeres y tener que vivir en ese ambiente terrible y asfixiante impuesto por su madre. Porque en realidad, las alternativas de Adela eran dos: escaparse para recorrer los caminos como pordiosera o prostituta, o quedarse en esa casa para seguir viviendo en el infierno en que las tenía encerrada Bernarda. Ninguna de las dos alternativas es algo que yo escogería.

Al ponerme en el lugar de las hermanas, pienso que sí que fue una desgracia para ellas el nacer mujeres y por eso durante la lectura sentí lastima por cada una de ellas y también miedo al preguntarme cómo iba a acabar Adela. Desde este aspecto que he analizado dentro de la perspectiva de Aristóteles, la historia constituye entonces una tragedia. Una tragedia donde las hermanas son merecedoras de lástima por haber nacido mujeres sin opción a cambiar su destino y donde el miedo resulta justificado ya que el desenlace de la menor de las Alba fue el de pagar con su vida el atrevimiento de querer reclamar su libertad.

Bibliografía

García Lorca, Federico. La Casa de Bernarda Alba. Ed. Allen Josephs y Juan Caballero. Madrid: Ediciones Cátedra, 1996.